1982-1983

Sevilla, Septiembre 1982

Mañana empiezo el Instituto. Me enfrento a una nueva vida. Los años del colegio Alemán pasaron y un nuevo mundo se abre para mí. Nuevos compañeros, nuevas experiencias... nuevas sensaciones. Mi cuerpo ha experimentado cambios hormonales y la vida se me antoja inmensa, sorprendente; pero también desafiante y esquiva. Todo va a ser nuevo y soy consciente de ello. Me duermo sabiendo de que voy a empezar a vivir... y me gusta.

Me despierta mi madre y me levanto con la ilusión de un niño el día de Reyes. Llego al Instituto. Sé que es un día histórico en mi vida y quiero saborear cada segundo como si fuera el último. Nos conducen al salón de actos. Me parece inmenso y comienzo a sentir un escalofrío de felicidad por todo el cuerpo al ver la amalgama de adolescentes como yo en mi misma coyuntura. Como animales socializados que somos nos vamos reuniendo en función de las pintas que llevamos. Yo me he criado en un barrio burgués de Sevilla, donde predominan familias acomodadas y conservadoras. Me gusta la ropa de marca, pero empiezo a vislumbrar lo que ya intuía desde pequeño. Hay más vida, mucha más, más allá de mis círculos. Hay tipos con foulard, con tupés, con pelo largo, con chupas de cuero, con botas, con sandalias, con zapatos de "mercadillo". También hay muchos "niños bien" y muchos hijos de militares que visten de manera convencional. Y, sobre todo, chicas. Muchas chicas maravillosas, con sus fantasías de niñas metidas en cuerpos de mujeres.

Yo provengo de una familia sin hermanas. Somos tres varones y, para mí, el mundo femenino siempre ha sido un misterio; un sorprendente y hermoso misterio que iba a empezar a descubrir de manera directa. Flipo. Me gusta el ambiente. Mi corazón aventurero y ávido de empaparse de nuevas experiencias está en el sitio adecuado. Todo supera con creces las expectativas creadas.

Nos van nombrando por apellidos en orden alfabético y se van formando las clases. Hay ocho clases con casi cuarenta alumnos en cada una. Definitivamente, no me equivocaba. la nueva vida llegaba de lleno, en todo su esplendor.

Acaban de sacar una ley que permite a los que hemos cumplido catorce años obtener la licencia de conducción de ciclomotores y heredo un vespino de mi hermano mayor, de esos que se le levanta la carcasa para echar el combustible. Me siento el rey del mundo. Ya tengo mi primera moto.

La situación política es una vorágine de acontecimientos que influye de manera evidente en los adolescentes del momento. Acaba de haber un golpe de Estado y la cosa está muy caldeada. Casi todos evidencian sus inclinaciones políticas y las dos Españas están más presentes que nunca. Los hijos del franquismo están muy nerviosos. Muchos no entienden muy bien la nueva situación y actúan como antaño. El terrorismo es una lacra que no hace sino acrecentar la situación. Hay que andar con cuidado. Hay círculos de extrema derecha que no preguntan y te puedes llevar una paliza por algo tan peregrino como que no les guste la ropa que lleves.

Por otro lado, la nueva situación es cada vez un hecho más consolidado. Las libertades han llegado y son muchos los que no están dispuestos a dar un paso atrás. Hay manifestaciones en todo momento y de todo signo político. Yo me mantengo al margen. No creo en ningún ideal. Sólo creo en el diálogo y en ponerse de acuerdo para arreglar las cosas. Lo sigo pensando.

El curso ha terminado con éxito. He aprobado todas las asignaturas y tengo un nuevo círculo de amigos que iban a ser el pilar de mis vivencias durante los próximos 4 años. Es increíble que algo tan aleatorio como un orden alfabético pueda influir de manera tan explícita en los acontecimientos de la vida. Efectivamente, en este primer curso nos han sentado en función de nuestros apellidos. A mi lado, Cortés Muñoz, Joaquín. Delante, Cortés Parejo, Maria Luisa. Detrás: García de la Borbolla-Vallejo, Andrés. Pues bien, Joaquín, Andrés y yo fuimos el germen de lo que más tarde sería nuestra pandilla juvenil, que respondíamos al nombre de Los Sapo`s. Con María Luisa (Marilú) tuve un escarceo amoroso que no llegó a más, pero que despertó en mi sensaciones completamente nuevas y que me servirían, a la postre, de experiencia para futuras aventuras con esas misteriosas criaturas, que respondían al nombre genérico de hembras.

Verano de ensueño en Punta Umbría. Todo sigue siendo nuevo. Mis nuevos amigos del verano provienen, en su mayoría, de familias acomodadas, pero no son rancios. Vivo entre dos mundos. Por un lado me atrae cada vez más el "lado oscuro" de la vida, pero, por otro, me siento cómodo entre mi gente tradicional. Es difícil vivir así, pero me gusta sentirme diferente. Nunca he entendido la vida en clave de confrontación. Me gustan las personas, no los grupos de iguales, y me importa un carajo de donde provenga cada uno. Nadie elige su entorno ni su educación en los primeros años de la vida. Esto es algo que siempre he tenido muy claro. Y lo sigo teniendo...

Este va a ser un curso fundamental y va a suponer un antes y un después en mi vida. Han hecho un "experimento" y nos ha tocado ejercer de cobayas. Han dispuesto un curso sólo con varones y me ha tocado en esa clase. No doy crédito a lo que me ha pasado.
 En el Colegio Alemán hubo una educación laica y liberal. Toda mi infancia estuve en la clase con chicos y chicas, cosa muy poco habitual por aquél entonces. Ya había cursado 1º de BUP en una clase con chicas y, ahora, de pronto... me veo rodeado de tíos en el día a día durante un año entero!. Me presento a delegado y salgo elegido.
 Lo primero que hago tras mi elección es presentar una queja formal al jefe de estudios con las firmas de casi toda la clase. Digo casi porque hubo algunos que no les importó la circunstancia. No nos hacen ni puñetero caso y el "experimento" se lleva a cabo. No sale bien. Creo recordar que hubo hasta cinco reuniones para intentar solventar la insostenible situación. Estamos en rebeldía y lo expresamos cada día en forma de hacerle imposible la vida a los profesores. Algunos se dan de baja por depresión. Otros intentan imponerse echando de clase al alumnado conflictivo y hay clases que acaban con ocho o diez alumnos.
 Este año me quedan tres asignaturas y me paso el verano en la PREU, academia conocida por su eficacia en lidiar con alumnos problemáticos. Momentos oscuros, Hago muy buenas amistades,, algunas de las cuales las conservo hoy en día.  Vendo el vespino y me compro mi segunda moto. Una Rieju de cross bastante rara.

Son tiempos de cambios. Hay una juventud nueva que ha vivido el franquismo en su niñez. Durante la transición, los aires de libertad han traido nuevas costumbres impensables hasta entonces. Nuestros hermanos mayores han vivido la primera transición. Nosotros estamos viviendo la segunda. Son pocos años, viéndolo desde una perspectiva actual, pero en aquella época los años parecían pasar mucho más despacio. Durante la generación anterior a la nuestra se han abierto muchos bares. La normativa es permisiva. Se abren bares en locales de 20 metros cuadrados, en garajes, en patios de casas... . La droga ha hecho mella en muchos barrios y proliferan yonquis y delincuencia marginal.



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